martes, 10 de agosto de 2010

Carta VI: Con chocolate y una lata de cola

Hoy todo se ha terminado...

, yo, ya no hay nada...


Pretendemos mantener la amistad, yo estoy dispuesta, pero ambas notamos la tensión...


Me encuentro sentada...comiendo galletas de chocolate, mis galletas de la "felicidad" ... chocolate... ¿por qué siempre que ocurre algo acabo con chocolate y una lata de cola?





No sé qué quieres, no sé qué quiero, pero tu rostro apagado me mata. No puedo acercarme y reconfortarte...porque siendo pareja me reprochabas mi distancia...Sería como darte una doble bofetada: una por acercarme a ti siendo yo la culpable...y otra por hacer lo que no hacía cuando estábamos juntas.


Me siento mal, realmente mal...por no saber qué hacer o qué decir para ayudarte.


Ambas cometimos un error, el mismo error, una de las pocas cosas en que hemos coincidido en mucho tiempo...y nos ha dañado...


Pienso que esta relacion llegó a un punto en el que se perjudicó a sí misma, creó un STOP, y nos impidió avanzar. Ahora como amigas podríamos dar esos pequeños pasos que eran necesarios y, quizá, algún día, volver...o no...sin pensarlo, sin compromisos, sin planes de futuro. ¿Para qué?


Pero ahora mi prioridad es no hundirte la vida...haré lo que sea para que puedas seguir tu camino...tanto si tengo que servirte de muleta...como si tengo que apartarme...sólo dímelo.


Pero háblame.

Pídelo.

martes, 3 de agosto de 2010

Carta V: ¿Qué co** pasa?

Pues eso, ¿qué nos pasa?

Estamos bien...luego mal...

...no podemos estar juntas pero tampoco vivir la una sin la otra.

Siempre discusiones, por todo, por nada, siempre el mismo trasfondo.

Falta comunicación,
¿hablamos distinto idioma?

¿Tan distintas somos?

¿Acaso esas diferencias no reforzaban las cosas al principio?

Sí, queremos luchar, pero no logramos hacer nada si no salimos cada una de nuestra cabeza.

Es fácil ver el problema pero a menos que lo veamos objetivamente, jamás se podrá solucionar.

Yo daré el primer paso, me rayaré menos.

Pensar, sí, pensar demasiado es mi problema. Así que a partir de ahora procuraré ser más impulsiva, como lo soy con mis amigos, no pensaré, simplemente actuaré.

Y me da igual como sea tu reacción, no me amargaré por ello, intentaré ser más directa, en lo bueno y en lo malo.

Y si así seguimos mal, me romperé el coco hasta dar con otra solución.

Por desgracia no soy yo sola la que está jugando.

Esto es un juego de dos, como el ajedrez.



Ahora te toca a ti mover ficha.